
¿Los mexicanos preferimos el Populismo-Autoritarismo?
Los medios de comunicación y las redes sociales han acabado por educar a las multitudes, llevándonos a tomar decisiones, motivadas por la frustración, el miedo, la desesperanza, la tristeza, que pueden ser peligrosas, dado que genera polarización en la sociedad; es caldo de cultivo del populismo-autoritarismo.
A pocos les importa si eres de la izquierda o de derecha, la clave para una sociedad en desarrollo es buscar qué tenemos en común, es hora de hablar de un antes del coronavirus y un después del coronavirus (a. de la c. y d. de la c.).
El multilateralismo (cooperación entre tres o más países para alcanzar un objetivo común), ha jugado un papel muy importante para alcanzar metas que benefician a una comunidad, como, por ejemplo, atacar el terrorismo, la lucha contra la pandemia que nos azota, la elusión y la evasión fiscal, entre muchos problemas coyunturales.
Al autoritarismo y la democracia siempre se han entendido como dos conceptos antagónicos dentro de la ciencia política y que la existencia de uno de ellos supone que el otro no está presente ni desarrollado. Es decir, donde hay autoritarismo no puede haber democracia y viceversa. De acuerdo con el historiador y analista político Lorenzo Meyer, se pueden entender estos conceptos de la siguiente forma:
A la democracia política se le ha definido de muchas maneras, pero en cualquiera de ellas, de manera implícita o explícita, se coloca al pluralismo como uno de sus rasgos distintivos e imprescindibles, y es que, idealmente, esto sistemas políticos deberían caracterizarse, entre otras cosas, por el predominio de una ideología de libertad, de elecciones periódicas, competidas y justas, con medios de comunicación libres y diversos, donde los ciudadanos tienen igualdad de derechos y obligaciones ante la ley.
En contraste, la característica principal del modelo autoritario —y esto lo dejó bien claro uno de sus teóricos más importantes, el politólogo español Juan Linz— es un pluralismo limitado e irresponsable, es decir, aquel donde no se puede llamar a cuentas al poder, un poder con límites mal definidos, en este contexto, sólo pueden acceder a la arena política aquellos actores que son aceptados o tolerados por ese poder.
De forma sintética Meyer presenta una breve conceptualización de lo que significa una democracia política y un régimen autoritario, y con ello proporciona una forma de mirar y analizar lo que está pasando en nuestro país.
¿Pero qué hacer ante un México en donde muchas personas prefieren un gobierno autoritario?
Veamos, el Latinobarómetro 2020, indica que 1 de cada 4 mexicanos prefieren un gobierno autoritario a uno democrático, esta encuesta dio como resultados algo alarmante, se duplicó esa preferencia de 2018 a 2021.
¿Es acaso ese hartazgo, esa ira, esa desesperanza que ha llegado a lo más profundo del sentimiento de la población la que está guiando a preferir un autoritarismo?
De lo que nos percatarnos es que el populismo es un fenómeno histórico efímero, se extingue pronto, aunque sus estragos en las masas son perdurables, depositándose en la memoria colectiva de los pueblos.
A la distancia, pareciera que el populismo mantiene una imposibilidad a consolidar programas, estrategias, instituciones e ideologías de larga duración. Sin embargo, en la mayoría de los casos las masas terminan por ser cooptadas en sus demandas desde el corporativismo.
¿Qué debemos hacer para contener al autoritarismo-populismo?
1. La mejor forma para evitar los populismos y los odios engendrados, es impulsar y elegir a gobernantes que se caractericen por su trato justo y humano a toda la sociedad y no sólo a unos cuantos, la democracia se construye todos los días, mediante acuerdos, protegiendo también a las minorías, no sólo a las masas.
2. Ante pueblos en donde hay muchos jóvenes se les debe involucrar más en la toma de decisiones. No existe otra manera más eficiente de construir un futuro más cierto y menos desigual que el amalgamar a la juventud y a los personajes que guarden seriedad, firmeza y experiencia.
3. Eliminar del vocabulario cotidiano los calificativos, como el de conservadores, fifís, clasemediero, aspiracioncita, etc. El tiempo ha demostrado su inutilidad.
4. Elegir gobernantes involucrados en las ideas derivadas de la globalización que permita el respeto irrestricto de los derechos humanos, medio ambiente, libre mercado, entre otras. Un gobernante en la actualidad debe tener conocimientos globales para implementar políticas públicas acordes al nuevo milenio. Simplemente ser visionario, innovador y abierto a los cambios.
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